Un primer blog: Una primera experiencia

¡Acabo de hacerme un blog! Me parece una nueva experiencia de mostrarle al quién le pueda interesar todo lo que escribes en él, tus emociones, pensamientos... Claro que, si pones cosas demasiado personales hay que tener en cuenta que lo va a leer todo el mundo. ¡Espero que os guste mi nuevo blog: El diario de un anónimo!

lunes, 29 de octubre de 2012

¡Hoy, con alegría!

Barcelona, lunes 29 de octubre de 2012

Hoy he ido de excursión. Estoy tan cansada que me duele hasta la punta de los dedos. Hemos visitado tantas cosas, que, en realidad, no me acuerdo ni de la mitad. Ha sido un día estupendo, lleno de diversión y alegría. Claro que, también con algunos que otros sustos. Hemos visitado un gran barranco. Tengo vértigo, y me he mareado tanto al ver a la altura a la que estaba, que no me he caído de milagro. Pasamos por el pueblo, y visitamos su castillo. ¡Precioso! También interesante y muy, muy antiguo. Era tan grande que casi nos perdemos. También visitamos una montaña que había cerca de por allí. El calor casi me mata, porque, entre cuesta para arriba y cuesta para abajo, el cansancio se hacía notar. Cuando hemos parado a merendar, en un parque, nos hemos sentado en un banco, pero luego vienen unos niños mayores y van y nos echan. Yo pienso, en realidad, que solo se meten con los menores que ellos, porque son unos cobardes, (el mismo rollo de siempre). Claro que, se lo hemos dicho a los maestros y ellos nos han recuperado el sitio. De vuelta, en el autobús, no paraban de dar patadas en mi asiento, incomodándome. Les he pedido amablemente que paren, una y otra vez, pero contra más se lo decía, más patadas pegaban. Hasta que no he podido más, se me ha agotado la paciencia, y les he dicho de tal manera que parasen, (un defecto mío), que en todo el camino no se oía ni una mosca detrás de mí. Cuando llegamos, y me bajé del autobús, estaba tan mareada que mi padre casi me tiene que llevar a cuestas a mi casa. Pero mira, aquí estoy, escribiendo esto, porque el cansancio nunca podrá apagar las ganas de escribir cada día. Hasta mañana.

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