Barcelona,
miércoles 24 de octubre de 2012
La,
la, la, la, laa... Hoy me ha dado por cantar. Estoy muy alegre,
aunque no comprendo el motivo. ¡Ah, sí! Ya mismo es halloween. Ya
he hecho planes. (Soy muy adelantada) Mis padres insisten en
acompañarme porque dicen que si voy sola me puede pasar algo, que
hay que tener cuidado... Bla, bla... ¡Me duele la cabeza solo de
pensar en ello! A todas mis amigas, pero absolutamente a todas las
dejan ir solas. ¿Por qué a mí no? Es que hay que ver que
injusticias... Pero, claro, ¿quién le haría caso a una niña
inconsciente de 12 años? Ya se me han quitado las ganas de cantar.
Mis padres dicen que tengo una voz bonita, pero yo no les hago caso.
Es que no es que tenga la autoestima muy alta. Mi hermana siempre
dice que tengo que darme más importancia, que no me subestime. Es
que somos como el día y la noche. Ella es optimista y extrovertida,
yo soy pesimista y tímida. Aunque pienso que tiene razón, nunca le
hago caso. Pero pronto saldré de mi error. O eso espero. En la
escuela me toman por cobarde, y yo en vez de negárselo, me quedo
callada y enfurruñada. Pienso que no hay que ser así, y que hay que
decir las cosas a la cara. Pero no me atrevo. Nunca me he atrevido. En realidad uso este diario 'para desahogarme. He leído el diario de Ana Frank, y me
acuerdo de que ella también lo usaba para desahogarse. La verdad es
que tenemos cierto parecido en el modo de pensar algunas cosas, o
incluso de hacerlas. Pero ella se ha hecho famosa y yo nunca lo seré.
Eso lo tengo muy, muy seguro. Ya tengo que irme. Se me ha pasado el
rato volando, me apetecería escribir algo más, pero tengo otras
tareas y responsabilidades. Hasta... mañana.
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